Isabel Zendal Gómez, nació en 1771 en Órdenes, Santa María de Parada (La Coruña). Isabel fue la mayor de 8 hermanos, y sus padres Jacobo y María, agricultores ambos eran pobres de solemnidad.
En su infancia era la única niña que asistía a clases particulares con el párroco del pueblo.
A los 13 años perdió a su madre, la que posiblemente falleció a causa de la viruela.
A la edad de 20 años comenzó a trabajar en el Hospital de la Caridad de La Coruña, primero como ayudante y después como rectora.
El 31 de julio de 1793 nació su hijo Benito, siendo Isabel madre soltera.
El 24 de marzo de 1800 Isabel comenzó a trabajar como rectora de la inclusa, percibiendo un salario mensual de cincuenta reales y un libra de pan diario elaborado con harina fina como pago en especie. A partir de 1801 recibía además media libra de pan para su hijo y media libra de carne.
Isabel era la única encargada de los huérfanos, aunque contaba con la ayuda de una hospiciana a cambio de un corte de tela para un jubón y vestido largo.
Ciento cincuenta reales cobraba el cura del hospital, cien la lavandera y ochenta el aguador.
Fue en 1803 cuando Carlos IV ordenó la partida de un convoy desde la península para extender la vacuna de la viruela por los territorios de ultramar. Nace de esta manera la que puede considerarse como la primera misión humanitaria de la historia, La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.
El mayor problema era como trasladar la muestra y se hizo transportando el suero dentro de 22 niños, huérfanos de La Coruña, con edades entre los tres y nueve años.
El 30 de noviembre de 1803 partió de La Coruña la expedición con 22 niños huérfanos y el médico personal de Carlos IV, Francisco Javier Balmis al frente de la misma, en un viaje por América, China y Filipinas con el ambicioso objetivo de inmunizar contra la viruela.
Isabel Zendal era la única mujer a bordo y columna vertebral de la expedición en una de las mayores gestas sanitarias de la historia.
Como enfermera, Isabel Zendal cuidó de los niños tanto en tierra como en el mar, encargándose de que su trayecto fuese lo mejor posible. Fue contratada con un sueldo de tres mil reales con destino a su habilitación y un sueldo de 500 pesos anuales, con el mismo sueldo que disfrutaban los varones de la expedición.
Cada niño recibió un hatillo con dos pares de zapatos, seis camisas, un sombrero, tres pantalones, tres chaquetas de lienzo y un pantalón de paño, así como tres pañuelos de cuello, tres de nariz y un ajuar para la comida consistente en plato, vaso y juego de cubiertos.
La expedición duró diez años e Isabel recibió los elogios de sus superiores.
En su ruta Canarias, Puerto Rico, Caracas o Mexico y a partir de 1805 tomo rumbo al Pacifico con veintiséis niños mexicanos.
Tras los últimos viajes, se estableció en Puebla de los Ángeles junto a su hijo, donde trabajó en un hospicio.
Aun hoy en día Isabel Zendal sigue siendo una gran desconocida e ignorada.
Se desconoce lugar y fecha de su muerte, y de lo último que sabemos es que en 1811 continuaba solicitando la pensión de 3 reales mensuales a los que su hijo tenía derecho por ser uno de los niños integrantes de la expedición.
Actualmente entre recuerdos y reconocimientos podríamos hablar de un monumento y una calle que la homenajean en La Coruña. 22 ángeles, película basada en la expedición. La novela a flor de piel de Javier Moro, (que podéis encontrar en la Biblioteca Municipal de Montiel). Angeles custodios, novela de Almudena de Arteaga. Los niños de la viruela de Maria Solar. Alguna asociación, y ya recientemente un hospital en Madrid
La Organización Mundial de la Salud la considera la primera enfermera en la historia en misión humanitaria internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario